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Las universidades católicas en la época de Nostra Aetate: sesenta años de diálogo, un futuro para la diplomacia académica

13 Noviembre 2025 Asociación
Publicado por François MABILLE
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I. De la declaración conciliar a la cultura universitaria

Sesenta años después de su promulgación, Nostra Aetate sigue siendo sin duda uno de los textos más significativos del Concilio Vaticano II. Publicada el 28 de octubre de 1965, la Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas marcó un importante viraje antropológico: el paso de una teología de la diferencia a una teología del encuentro. Invitaba a la Iglesia a reconocer las semillas de verdad presentes en todas las tradiciones religiosas y a abrirse al diálogo basado en la dignidad común de la persona humana.

Este texto, percibido inicialmente como un avance espiritual, se ha convertido poco a poco en una matriz cultural y educativa. Porque el diálogo no es sólo una actitud; es una pedagogía, un método intelectual y un horizonte para la sociedad. En ningún otro lugar esta dinámica ha cobrado más cuerpo que en las universidades católicas: lugares donde la fe se encuentra con la razón, donde la tradición se convierte en cultura y donde la alteridad se convierte tanto en objeto de estudio como en promesa de futuro.

La historia de Nostra Aetate en el mundo académico católico es la de una traducción lenta y fecunda: de palabra conciliar a praxis universitaria, de exhortación espiritual a ecosistema global de formación e investigación. A escala mundial, la Federación Internacional de Universidades Católicas ha comprobado hasta qué punto esta intuición conciliar sigue viva: estructura los campus, inspira los métodos de enseñanza y constituye la base de un verdadero lenguaje diplomático del saber.

II. Cartografía mundial de la recepción intelectual

Como demostraron claramente las conmemoraciones del sexagésimo aniversario en 2025, Nostra Aetate se ha convertido en un lenguaje común para casi todas las universidades católicas del mundo. De Washington a Nairobi, de Beirut a Manila, el texto conciliar inspira programas de investigación, ciclos de conferencias y proyectos de cooperación interreligiosa.

En Europa

El Institut Catholique de París organizó dos seminarios web titulados "Nostra Aetate: 60 años después", que reunieron a teólogos, islamólogos y sociólogos de la religión. En Alemania, la Katholische Universität Eichstätt-Ingolstadt dedicó su Foro Religion und Gesellschaft 2025 a "Nostra Aetate y la refundación del diálogo cristiano-musulmán". Este acto, celebrado en colaboración con la Conferencia Episcopal Alemana y la Universidad de al-Azhar, ilustra un enfoque en el que el diálogo interreligioso es a la vez objeto de investigación y exigencia social.

En Bélgica, la KU Leuven ha incorporado la recepción de Nostra Aetate a su congreso LEST XV, dedicado a los horizontes del catolicismo mundial. Estas iniciativas demuestran el vigor intelectual de una herencia conciliar que se ha convertido en cultura académica.

Por último, las Universidades Pontificias Romanas -en particular la Universidad Gregoriana- acogieron el coloquio internacional "Hacia el futuro: repensar Nostra Aetate hoy", en coordinación con el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso. Este evento en Roma simbolizó la convergencia entre el magisterio, la investigación y la enseñanza, confirmando el papel de la Santa Sede como catalizador de esta inteligencia global del diálogo.

En Norteamérica

Desde 2015, la Universidad de Georgetown organiza el ciclo de conferencias Nostra Aetate, una institución intelectual en la que se reúnen cardenales, rabinos y eruditos musulmanes. En 2025, la Universidad de Notre Dame puso en marcha un ciclo de conferencias titulado "Nostra Aetate en su época y en la nuestra"en colaboración con la Universidad Hebrea de Jerusalén- que ilustra cómo la investigación católica se convierte en un instrumento de reconciliación.

En América Latina

La Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y la Universidad Católica del Uruguay organizaron simposios que reunieron a representantes judíos y musulmanes, mientras que la Universidad Católica de Costa Rica celebró el aniversario con la embajada israelí.representantes judíos y musulmanes, mientras que la Universidad Católica de Costa Rica celebró el aniversario con la embajada israelí. Estas iniciativas subrayan hasta qué punto Nostra Aetate alimenta un pluralismo arraigado en la cultura del continente.

En África y Oriente Próximo

En Líbano, la Universidad Notre Dame - Louaize (NDU) encarna el espíritu de Nostra Aetate en un contexto de denso pluralismo religioso. La universidad, que alberga la Cátedra UNESCO de Educación para la Paz, organiza anualmente una Semana Interreligiosa de la Paz y forma a sus estudiantes en la convivencia mediante cursos explícitamente inspirados en el documento conciliar. Verdadero laboratorio del diálogo cristiano-musulmán, la UND hace del campus un lugar de experimentación de una catolicidad abierta y hospitalaria, donde el pluralismo se convierte en una competencia intelectual y un proyecto social.

En África, instituciones como la Universidad Católica de África Central (UCAC) y la Universidad Católica del Congo (UCC) están desarrollando cursos sobre coexistencia religiosa, extendiendo la lógica conciliar a sociedades donde el pluralismo está vivo y coleando.

III. Del texto al ecosistema: el espíritu de Nostra Aetate en la pedagogía contemporánea

Lo que revela la diversidad de estas celebraciones es que Nostra Aetate ya no es sólo un documento de la Iglesia: es una cultura educativa.

En las universidades católicas de hoy, inspira una pedagogía de las relaciones:

  • Una pedagogía intelectual, que rechaza el relativismo al tiempo que reconoce la pluralidad de las verdades vividas;
  • Un enfoque espiritual, que ve en el encuentro con el otro una oportunidad de conversión interior;
  • Una educación cívica, en la que el diálogo interreligioso se convierta en escuela de paz y laboratorio de humanidad. El simposio organizado sobre este tema en la Christ University de Bangalore en noviembre de 2026 será una excelente ilustración de ello.

Los campus católicos se sitúan así a la vanguardia de una profunda transformación de la enseñanza superior: ya no forman simplemente licenciados competentes, sino sujetos relacionales capaces de comprender las fracturas de un mundo globalizado. El pluralismo no se ve como una amenaza, sino como una oportunidad para el discernimiento.

IV. Las universidades católicas como diplomáticas del conocimiento

Si Nostra Aetate ha transformado la teología, también ha transformado la geopolítica silenciosa del conocimiento. Hoy, las universidades católicas pueden constituir una red de diplomacia intelectual, única por su alcance y autoridad moral. Pueden extender la diplomacia de la Santa Sede en el ámbito académico: una diplomacia sin ejércitos ni fronteras, sino basada en la palabra, la investigación y la cooperación. Este es uno de los principales ejes del plan estratégico del nuevo Presidente de la FIUC.

1. El campus como embajada

Toda universidad católica, cuando abre un espacio para el estudio comparado de las religiones o acoge a estudiantes de otras tradiciones, actúa como embajada intelectual del espíritu de Nostra Aetate. En Washington, Beirut o Manila, estas instituciones hacen visible una catolicidad abierta, hospitalaria y en constante diálogo con el mundo. En la última Asamblea General de la FIUC, celebrada en Guadalajara, monseñor Gallagher dijo: " Cada universidad puede ser algo así como una misión diplomática. Estas redes fomentan no sólo el progreso científico, sino también las relaciones basadas en el respeto mutuo y los objetivos compartidos. ¿Qué mejor lugar que un aula universitaria para reunir a cristianos, musulmanes, judíos, budistas y no creyentes? Aquí, estudiantes y académicos afrontan las diferencias de forma constructiva, yendo más allá de los estereotipos hacia un auténtico entendimiento mutuo. Esta "diplomacia académica" vivida genera confianza y apacigua las tensiones a un nivel humano básico y cotidiano. De este modo, las universidades no son torres de marfil alejadas de la realidad, sino sujetos activos que dan forma a una cultura de paz".

2. El conocimiento como mediación

En un momento de repliegue identitario y de conflicto religioso, las universidades católicas encarnan la diplomacia de la razón. Ofrecen un marco en el que la investigación se convierte en mediación y la ciencia en un servicio a la paz. Sus profesores son, de hecho, diplomáticos del sentido: negocian los límites de la alteridad para revelar mejor su fecundidad.

3. Liderazgo mundial en el diálogo

La FIUC, con su vocación transcontinental, es la infraestructura de esta diplomacia académica. Une a más de doscientas universidades de los cinco continentes; fomenta las asociaciones interreligiosas, apoya la investigación conjunta y da al mundo universitario católico una voz unificada en los debates globales.

Afirmar hoy este liderazgo intelectual no es una cuestión de influencia, sino de responsabilidad: de recordarnos, en un mundo fragmentado, que la verdad no puede poseerse, sino que debe compartirse.
Con esta condición, la universidad católica puede convertirse en lo que preveía Nostra Aetate: un lugar donde el reconocimiento mutuo precede al conocimiento, y donde el conocimiento alimenta la paz.

Conclusión: hacia una catolicidad del encuentro

Sesenta años después de Nostra Aetate, el reto ya no es simplemente conmemorar un texto, sino vivir su dinámica. El mundo de 2025 ya no es el mundo del Concilio: está atravesado por nuevas brechas culturales, digitales e identitarias. Pero es precisamente en este contexto donde el espíritu del Consejo recobra su pertinencia.

Las universidades católicas ya lo son a menudo, pero más que nunca deben convertirse en laboratorios de unidad en la diversidad, capaces de mostrar que una identidad sólida no es una identidad cerrada. En un mundo en el que el discurso del odio se propaga a la velocidad de las redes sociales, el diálogo interreligioso no es un suplemento de alma; es una estrategia de civilización.

La Federación Internacional de Universidades Católicas tiene aquí una misión única: vincular la herencia espiritual del catolicismo con la universalidad del saber. Al federar iniciativas, estimular la investigación y encarnar la diplomacia académica para el bien común, la FIUC puede dar a Nostra Aetate un nuevo impulso: el de una catolicidad pensante, dialogante y global. Lo que Nostra A etate anunciaba en términos espirituales, estas universidades lo encarnan hoy en términos intelectuales: una globalización del sentido más que una estandarización del saber.

Dr. François Mabille, Secretario General de la FIUC




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