Plan Estratégico 2022-2025

Una voz mundial para un futuro común

Mientras la Federación Internacional de Universidades Católicas se prepara para celebrar su centenario, la celebración de sus muchos éxitos pasados debería ser también una oportunidad para desarrollar un marco transformador que prepare a las universidades católicas para los cambios del futuro. La FIUC es una federación basada en valores que sirve a sus miembros, quienes trabajan en una gran variedad de contextos y se enfrentan a enormes desafíos. Nuestra tarea consiste en ofrecer respuestas a las distintas comunidades a medida que las universidades se enfrentan a un nuevo mundo de oportunidades y convulsiones y que cambian su misión, su modelo educativo, sus estrategias de compromiso con la comunidad y sus estructuras de financiación. Nuestro objetivo es apoyar la cooperación mundial, uniendo las voces de nuestros miembros en un compromiso global con la investigación sólida y la educación universitaria basada en valores. Esto requiere convocar disciplinas y diferentes partes interesadas de regiones y sectores profesionales para crear conocimientos que sirvan a las causas de la justicia y los derechos humanos, apoyen la sostenibilidad de nuestro hogar común y defiendan a la humanidad.

Las universidades están en el centro de un nuevo modelo económico que ya no se basa simplemente en la industria y las materias primas, sino también en quienes poseen el capital intelectual, lo que exige vínculos más estrechos con las partes interesadas de la comunidad. Recurrirán cada vez más eficazmente a los recursos de que disponen, ya que deben responder con flexibilidad a estas necesidades cambiantes. El hecho de que actuemos para responder a estas demandas mediante una educación basada en valores es nuestra ventaja como universidades católicas.

Somos conscientes de que nuestro futuro es común o no será. La maraña mundial de retos medioambientales, económicos, políticos, culturales y sociales obliga a nuestras universidades a desempeñar un nuevo papel. La agitación tecnológica está cambiando la naturaleza del trabajo, los modos e interacciones sociales, las estrategias de compromiso político y la idea misma de lo que significa ser humano. En esta economía, los objetivos de la universidad (¿para qué sirve la universidad?), la naturaleza de sus partes interesadas (¿quién sirve a la universidad?), el papel de la organización y las estrategias (¿cómo produce conocimiento la universidad?) y, por último, su relevancia (¿cómo crea valores la universidad?), obligan a Federaciones como la FIUC a asumir una responsabilidad mayor y más profunda.

Como federación mundial, la tarea de la FIUC consiste necesariamente en tender puentes entre geografías y realidades sociales, fomentar la colaboración entre disciplinas y modos de producción de conocimiento, desarrollar espacios de diálogo entre sus miembros (instituciones, investigadores, estudiantes) y entre éstos y otros actores sociales. Y debe hacerlo en el espíritu del Evangelio que informa nuestras acciones. Como dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium: "Las universidades son un ámbito privilegiado para pensar y desarrollar este compromiso evangelizador de manera interdisciplinar e integrada".(Evangelii Gaudium, 134). Actuar concretamente", como nos anima a hacer, significa asumir los retos allí donde se diagnostican. Actuar concretamente significa también, por tanto, ser ambiciosos a la hora de aprovechar al máximo su influencia mundial.

Una Iglesia que avanza requiere universidades que avancen. Eso significa aprovechar lo local y lo global, nuestra presencia local y una red internacional más amplia de universidades, unidas por su identidad y comprometidas a influir juntas en un mundo que necesita cada vez más instituciones que creen valor basadas en valores.

FIUC sólo puede ser verdaderamente global si escucha y, por tanto, defiende sus múltiples y ricas voces internas, una voz de muchas voces. Nos comprometemos a desarrollar espacios de solidaridad duradera para que podamos trabajar juntos por un futuro común.